1983: En esa época ya Juanjo ayudaba en la tienda. Un día, loncheando embutido en la cortadora de fiambre, se hizo un corte en un dedo. Comenzó a sangrar y asustado, avisó a Abuelo Domingo. Éste lo llevó enseguida a casa de Tía Lola, que en muchas ocasiones hacía de enfermera. Ella vivía justo al lado. Debemos recordar que en esta casa, como en muchas de la época, se colocaba una garrafa cortada debajo del grifo del fregadero o lavamanos para aprovechar el agua que perdían las llaves.
Pues a Juanjo no se le ocurre otra cosa que meter el dedo dentro de la garrafa…. en segundos, el agua se tiñó del color de la sangre y él pensó que se desangraba. Cayó desmayado. Lo reanimaron y lo llevaron a la enfermería de la Fábrica de Cemento Ceisa donde le dieron varios puntos de sutura.
¡Vaya susto se llevaron todos! Y encima Abuelo culpó a Tía Lola del desmayo.